Antonieta y Carmeta – Las últimas de Plaça Santa Isabel

A Carmeta y a Antonieta las podrás encontrar sentadas en uno de los bancos de la Plaza Prim, disfrutando de la tarde, viendo a las familias jugar y hablando con el vecindario. “Somos las últimas de Plaça Santa Isabel” se presentan, “porque esto antes se llamaba así, pero luego el Generalísimo decidió que se llamara Plaza Prim” comentan. Ambas nacieron aquí hace 90 años, “somos de la misma quinta. Yo soy de esa escalera” explica Antonieta señalando los pisos que hay encima del restaurante Els Pescadors. “Carmeta del edificio que hay ahí” continúa señalando la finca de la derecha.

La Plaça Prim del Poblenou

Hablar con ellas es entender el Poblenou, sus vivencias permiten reconstruir la historia del barrio. Sufrieron los años más oscuros y disfrutaron con su transformación. “Antes todo eran fábricas y la playa era muy fea, estaba llena de ratas y basura. Luego comenzaron a construir la Villa Olímpica y la fueron arreglando. Todo ha cambiado muchísimo, ahora está muy bonito”. 

Su vida está marcada por la guerra civil y la posterior dictadura, “pasamos mucho miedo, pero es lo que había y teníamos que callar la pena que sentíamos” explica Antonieta. “Por aquella calle cruzaban los camiones con la gente que llevaban a matar al Camp de la Bota.” continúa Carmeta señalando calle Taulat. Momentos muy difíciles de los que nunca se recuperaron, “a mi me daba mucho miedo cuando pasaban los aviones. Mi familia me metía entre los colchones porque me ponían muy nerviosa. El médico me dijo que esos nervios no se me quitarían en la vida, y mira la edad que tengo y estoy igual” comenta. 

Aunque también fueron tiempos de mucha unión y solidaridad, “es un barrio donde siempre ha habido muchos vecinos sentados en la acera o en los bancos charlando”. recuerda Antonieta. “Aquí abajo se reunía un coro donde estaba el padre de Antonieta ¿te acuerdas?” pregunta Carmeta. “Sí, cantaban el color del mar y canciones así. Era muy bonito.” explica Antonieta.

Como tantas mujeres de su generación su paso por la escuela fue breve. “Las dos fuimos a una casita en calle Taulat que le decían els Caganers. Ahora se usan pañales y la caca no cae al suelo, pero antes se ensuciaba todo”. “Yo luego fui a una señorita delante de la farmacia de Mariá Aguiló que la conocían como la Mallorquina” continúa Antonieta. “Y con 10 años lo dejé para ir a trabajar. Primero ayudé a una vecina en la parada del mercado y después estuve en varias fábricas”. “En el Poblenou había muchas, la gente venía de los pueblos y en seguida podían encontrar trabajo” añade Carmeta. 

Tanto la hermana como la madre de Carmeta trabajaron en el Mercat del Poblenou

El pasado fabril del barrio es innegable, pero no se puede olvidar que también se vivía de la tierra y el mar. “Entre tanta fábrica había muchos campos de cultivo y, sobre todo, pescadores. En el mercado municipal había hasta 4 pasillos con pescaderías y fuera también habían paradas. Mi madre tenía una dentro y mi hermana fuera” reivindica Carmeta. Un oficio que se perdió cuando se fueron muriendo los últimos pescadores. “Antes había muchas barcas aquí. Traían a vender el pescado fresco y gritaban: noies que ja som aquí, portem peixet nét i viu” recuerdan. 

No solo el barrio, la misma plaza donde crecieron ha cambiado mucho. Carmeta y Antonieta atesoran muchas anécdotas y recuerdos. “El edificio de enfrente era una vaquería donde había dos puertas, en una vendían la leche y en la otra era el corral de las vacas” comentan señalando al edificio que hay delante del restaurante. “Sí, y antes había cuatro árboles. Uno tenía una rama que sobresalía y el señor del bar le puso una barra de hierro. Un día unos críos sacaron el palo y subieron encima. Estábamos en casa y escuchamos un ruido muy fuerte. El árbol había caído al suelo”. 

El árbol desaparecido en Plaza Prim, ahora hay unos bancos en este sitio – AHP

La vida de Carmeta y Antonieta gira alrededor de esta plaza y el vecindario. Escuchándolas parece que el Poblenou sea un pueblo y no un barrio de una ciudad. “Todavía tengo el vicio de decir; hoy he ido a Barcelona, como si no estuviera ya aquí” sonríe Antonieta. 

“El Poblenou es muy bonito, pero yo con la plaza ya estoy contenta” concluye. Carmeta asiente, “sí, lo que es precioso es la placita”.  Por eso para Carmeta y Antonieta el Poblenou es:

Maco
Preciós
Plaça Santa Isabel