“A la ville de… ¡Barcelona!” Anunció el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, el 17 de octubre de 1986 en el Palais de Beaulie de Lausana. En ese evento, Barcelona fue elegida sede de los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos de 1992. Un acontecimiento que transformó la ciudad por completo.
El Poblenou fue una de las zonas que más cambió con la desaparición y el nacimiento de nuevos barrios. El de la Icaria, formado por industrias de inicio del siglo XX y las casas de las personas que ahí trabajan, fue destruido por completo. En su lugar nació la Vila Olímpica, en clara referencia a su nueva función, alojar a los y las deportistas de los Juegos Olímpicos y los Paraolímpicos. Esa es la razón de que los pisos, en este barrio, sean más amplios de lo habitual.
Este nuevo vecindario se abrió al mar, a través de calles anchas y grandes avenidas con rampas y sin obstáculos arquitectónicos. Por este motivo, la Vila Olímpica es uno de los barrios más adaptados y accesibles de Barcelona donde cualquier persona puede disfrutar tanto de sus paseos como de sus playas.