Entre la Rambla del Poblenou y Marià Aguiló, en calle Pujades 173 hay una panadería donde no sólo exponen el producto, sino a quién lo produce. En uno de los escaparates se muestra toda la variedad de panes que ofrecen. En el otro, se puede ver cómo los elaboran.
Esta es una de las particularidades que definen Pa Cruixent, un establecimiento gestionado por Juana y su hijo Uri. «El segundo año que estuvimos aquí vinieron unos japoneses de vacaciones porque nos habían encontrado por Internet y querían conocernos. Nos regalaron cajas de té matcha con las que hicimos croissants durante una temporada” recuerda Juana.
La tienda ofrecía un producto novedoso en ese momento: pan de masa madre y fueron el primer horno con el obrador expuesto a la calle. “Esto antes era una tienda de moda y todo era vidrio. Nosotros optamos por no tapar nada porque queremos que la gente vea cómo trabajamos” comenta Uri. “Sí, tenemos hasta el suelo negro porque queremos mostrar que esto está limpio” explica Juana “y además no resbala” añade.
Actualmente ofrecen entre 60 y 70 variedades de pan. “Nuestra especialidad es todo lo que hay en la tienda. Trabajamos con harina de buena calidad y fermentaciones largas, lo mínimo son 6 horas y algunos panes necesitan hasta 16 horas de fermentación” detalla Uri.
Su relación con el pan viene de niño. A parte de la gestión de Pa Cruixent también es ingeniero de máquinas de producción en línea de pan. “Mi abuelo era el jefe del gremio de panaderos y mis padres siempre se han dedicado a esto” recuerda Uri. “Fueron los primeros en elaborar sandwichs de tres pisos que luego vendían en el aeropuerto” continúa. “Sí, su padre y yo nos lanzábamos; si salía bien sería fantástico, sinó empezábamos de nuevo” comenta Juana.
De hecho, Pa Cruixent no es la primera panadería de Juana, “empezamos en la calle Fastenrath, luego abrimos una boulangerie en Calle València, también hemos estado en Gran Vía, en calle Dante y un periodo en Castellón… en muchos sitios” comenta, “en El Poblenou llevamos ya unos 12 años y para mí será la última porque lo siguiente será mi jubilación” sentencia Juana.
La actual ubicación en calle Pujades es excelente, entre las dos arterias comerciales del barrio: Marià Aguiló y la Rambla del Poblenou. “Cuando mis padres quisieron volver al barrio hicieron un estudio de la mejor ubicación. Cogieron un contador de personas para calcular cuánta gente pasaba por aquí. Este lugar es perfecto porque además está entre dos paradas de metro y, ahora también instalaron el Bicing” explica Uri.
Desde el mostrador de la panadería han visto cambiar el barrio “a mi me gusta el Poblenou, en 11 años ha crecido mucho, se está expandiendo” reflexiona Uri. “ Esto siempre ha sido un pueblo con mucha vida y de buena gente. La familia de mi marido es de toda la vida de aquí. Cuando sus abuelos todo eran fábricas y pocas casas, ahora no las hay, pero sí mucho comercio y eso es muy atractivo para que la gente salga a pasear” sentencia Juana.
Por eso para Juana y Oriol, el Poblenou es:
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