En el número 53 de la Rambla del Poblenou Neus gestiona una tienda de novias republicanas en la antigua mercería familiar. “En la Núvia Pim Pam no vendemos vestidos de princesa, ni con volúmenes, somos republicanas” bromea. “Tenemos en exclusiva en Barcelona las colecciones de Marylise y Rembo Styling, vestidos cómodos, ligeros, sin excesivas decoraciones, nada Disney” explica.
Es difícil entender la historia de la Núvia Pim Pam sin el Poblenou, “elegí este lugar porque tenía la mercería de la tieta Pilar, pero yo ya quería una cosa pequeña, de barrio porque la Núvia Pim Pam tiene ese aire” reconoce. De hecho, su equipo es una pequeña familia, “yo me encargo de la tienda, las ventas y la gestión, pero detrás está Margarita, Carles, Patricia, y Adelina que ya se jubiló; arreglando los vestidos”.
Neus llegó al mundo de las novias por casualidad “de pequeña quería ser bailarina de ballet, monja y profesora de equitación. Al final he terminado aquí, es una de esas cosas que no sabes cómo llegas, pero me lo paso muy bien, me divierto mucho” comenta.
Después de varios años en Italia investigando como bióloga molecular, regresó a Barcelona como comercial para una empresa de cosmética local hasta que le surgió la oportunidad de trabajar para Rosa Clarà. Ese fue su primer contacto con el sector de las novias “Clarà necesitaba a alguien para llevar su mercado internacional y tenía muchos clientes en Italia. Yo tenía práctica con las ferias profesionales y había vivido en Italia y hablaba bien italiano, todavía lo hablo” explica Neus.
Sin embargo, la experiencia no le gustó nada, “salí de ahí diciendo que no volvería a ver un vestido de novia en mi vida” comenta sonriendo. Poco después, un amigo la contactó porque una empresa belga de novias buscaba un representante en España. Neus lo tenía claro y se negó varias veces. “Unos meses después volvió a llamarme, pero esta vez para que ayudara al belga en una Fira de Bridal en Barcelona, pero como intérprete” matiza Neus. “Yo conocía el mercado, la idiosincrasia del negocio y solo eran tres días, así que dije ¿por qué no?”.
Lo sorprendente es que esa relación laboral todavía continúa, “terminé llevando el mercado de España e Italia de Marylise y Rembo Styling. Suerte que no quería volver. ¿Sabes aquello de esta agua no beberé? Pues no lo digas nunca” recomienda Neus. Sin embargo, los inicios no fueron fáciles, “hace 14 años las tiendas de Barcelona no querían estos vestidos, pero recibíamos correos de novias que nos preguntaban dónde encontrarlos y ahí fue cuando tomé la decisión de abrir mi propia tienda en la mercería de la tieta Pilar”.
Poco queda ya de esa tienda de barrio de 24 m2 que regentaba la tieta, “recuerdo que entrabas por una puertecita y había un mostrador doble y un gran armario con muchas cajas de botones”. Neus mantuvo el carácter original, simplificando la decoración, “No hay muchos elementos porque tampoco me gustan. Quité el carrizo del techo y recuperé la volta catalana e instalé una lámpara en el rosetón macizo de yeso de 1900. El punto fuerte es el viejo espejo de sastre restaurado de la tieta”, detalla Neus. A esa espectacular pieza le acompaña Antònia, la maniquí bautizada así por su hija, y un sofá chéster. No hay más mobiliario porque Neus ha querido crear un ambiente íntimo donde las novias se puedan relajar.
Cuando Neus propuso abrir la tienda, “el jefe me dijo que si no funcionaba no pasaba nada, pero casi diez años después aquí seguimos, y me encanta”. Son varios los factores que explican el éxito de esta marca. “Los vestidos quedan muy bien por dos cosas. Están bien patronados, se adaptan al tipo de cuerpo triangular que tenemos aquí. Se marcan hasta la cintura y luego son más anchos. Además lo diseñan mujeres que están en contacto con las novias y saben las manías que tenemos” explica.
La Núvia Pim Pam también se ha convertido, sin quererlo, en una embajadora del Poblenou, “mucha de la gente que viene de fuera, me comenta que no conocían esta parte de la ciudad y no hubieran bajado sino fuera porque venían a buscar un vestido” reconoce. Neus pasó su infancia jugando en la mercería familiar y ha sido testigo privilegiada del cambio del Poblenou, “cuando era pequeña, bajábamos con mi madre con La Catalana justo aquí delante y lo recuerdo gris, en blanco y negro. Cuando volvimos de Italia en el 97, también era muy distinto, la Rambla no era ni peatonal. Era otro mundo, ahora es muy xulo”.
A pesar de la popularidad del Poblenou, Neus reconoce que todavía conserva su esencia, “hay mucha gente de fuera, muchos italianos y cada vez más franceses, pero continúa siendo un barrio catalán, con muchas asociaciones”. De hecho, lo considera entrañable “no ha perdido su idiosincrasia, sales a la calle, saludas a la gente. Durante la fiesta mayor sacan las mesas y cenan juntos. Al haber sido obrero con muchas fábricas, podría estar muy desperdigado, pero la Rambla se ha mantenido como centro neurálgico. Además las calles adyacentes como Marià Aguiló y alrededor del mercado todavía conservan su esencia de barrio”.
Por eso para Neus, el Poblenou es:
Entranyable Català Barri